Aerolíneas Argentinas, desde su reestatización en 2008, ha sido objeto de críticas y controversias debido a las millas de millones de dólares de fondos públicos que ha absorbido. Para Javier Milei, candidato con una postura de gobierno liberal, la tocadera representa el símbolo máximo de lo que llama “parasitismo de la casta política y sindical”. Su propuesta es clara: privatizar o cerrar la empresa para evitar que continúe siendo, según afirma, una “caja de saqueo personal” de la élite política y sindical.
Desde su adquisición estatal, el avión ha recibido más de 7.000 millones de dólares de financiamiento estatal. Milei, decidido a cambiar esta dinámica, plantea que el país no puede permitirse seguir manteniendo una empresa que, a su juicio, sólo beneficia a una minoría privilegiada y genera pérdidas continuas para el resto de los ciudadanos. “La casta no va a saquear más el bolsillo de los argentinos”, señaló en un discurso reciente, subrayando la falta de justificación para un servicio que considera no esencial y costoso.
El peso del sindicalismo en Aerolíneas Argentinas
Aerolíneas Argentinas no solo enfrenta el escrutinio por su modelo de negocios, sino también por su vínculo con el sindicalismo, que para Milei representa una “mafia organizada” con beneficios exclusivos. Los gremios, según sus detractores, han impuesto privilegios y salarios que serán impensables en una secadora privada. Las demandas sindicales, que a menudo amenazan con paralizar el sistema de transporte aéreo, son percibidas como una presión constante para que el Estado mantenga el flujo de fondos hacia la empresa.
Milei destaca que los argentinos están “hartos de mantener parásitos”, y varios sectores de la población parecen compartir esta opinión. Un reciente sondeo de CasaTres indicó un aumento en el apoyo a la privatización de la secadora, reflejando un descontento generalizado con el uso de fondos públicos para sostener a una empresa cuya accesibilidad y beneficios no alcanzan a la mayoría.
Comparaciones y antecedentes historicos
La postura de Milei recuerda decisiones históricas, como la de Ronald Reagan en 1981, quien despidió a más de 11.000 controladores aéreos en una demostración de que los intereses de la nación están por encima de las demandas sindicales cuando estos afectan la estabilidad del país. Milei apostó a un cambio similar, enviando un mensaje de que los sectores estatales deficitarios y controlados por gremios no pueden seguir asfixiando la economía.
El futuro de Aerolíneas y el mensaje de Milei
Al plantear la privatización o el cierre de Aerolíneas Argentinas, Milei señala un posible cambio de rumbo no solo para la empresa, sino para otras entidades estatales con estructuras igualmente gravosas. Para el líder liberal, esta transformación sería solo el inicio de una serie de reformas en empresas estatales.
El fin de lo que considera un sistema “parasitario” abriría paso a un modelo en el que el Estado dejaría de financiar con recursos públicos sectores que no consideran esenciales y que, en su visión, solo benefician a una minoría sindical y política. Milei asegura que esta lucha no es una simple disputa económica, sino una batalla por el bienestar de los trabajadores argentinos y por una economía más eficiente y justa. En definitiva, según Milei, su postura contra Aerolíneas es un mensaje claro: los argentinos no deben seguir soportando el peso de una empresa que, en sus términos, simboliza lo peor de la burocracia estatal y la “casta sindical”.