En una conferencia que marcó el primer aniversario de su gestión, el presidente argentino, Javier Milei, anunció un paso decisivo en su estrategia de seguridad: la implementación de una legislación nacional inspirada en la Ley R.I.C.O. (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act) de Estados Unidos.
La iniciativa, que busca desarticular organizaciones criminales desde su núcleo, promete ser el eje central de su lucha contra el narcotráfico y la corrupción, dos flagelos que durante décadas han debilitado el tejido social y económico del país.
Ley R.I.C.O.: una herramienta global contra el crimen
La Ley R.I.C.O., promulgada en 1970 en Estados Unidos, permitió perseguir no solo a los perpetradores directos de delitos, sino también a los líderes de redes criminales que se ocultaban tras estructuras complejas. Su éxito en el desmantelamiento de las principales familias mafiosas de Nueva York durante los años 80, bajo el liderazgo del fiscal federal Rudolph Giuliani, marcó un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado.
Giuliani complementó esta ley con la política de tolerancia cero, basada en la teoría de las «ventanas rotas». Este enfoque, desarrollado por criminólogos como Gary Becker, demostró que atacar los delitos menores reduce las condiciones que fomentan crímenes mayores.
El resultado fue contundente: Nueva York se transformó en una de las ciudades más seguras del mundo, consolidando la reputación de Giuliani como un modelo de gestión en seguridad pública.
Rosario: un laboratorio de resultados concretos
El presidente Milei destacó los avances logrados en Rosario, una ciudad que hasta hace poco era un epicentro del narcotráfico. Con operativos conjuntos y una estrategia de tolerancia cero, el gobierno logró reducir los delitos en un 60% en apenas un año, un logro que ha sido ampliamente reconocido tanto a nivel nacional como internacional.
Según Milei, Rosario se ha convertido en un «laboratorio» que demuestra la eficacia de atacar frontalmente al crimen organizado y priorizar la presencia del Estado en zonas vulnerables.
¿Qué implica esta ley para Argentina?
La versión argentina de la Ley R.I.C.O. no solo buscará combatir el narcotráfico y el crimen organizado, sino también la corrupción estructural que, según Milei, ha permitido la connivencia entre el poder político y el delito durante décadas.
«Es el fin de la impunidad en Argentina. El que las hace, las paga», declaró el mandatario en su discurso.
La ley otorgará nuevas herramientas al sistema judicial para procesar a miembros de organizaciones criminales, atacar sus estructuras financieras y responsabilizar a sus líderes por los crímenes cometidos bajo su mando.
Reacciones encontradas
El anuncio fue recibido con entusiasmo por amplios sectores de la sociedad, que ven en esta medida un paso crucial hacia el restablecimiento del orden y la justicia. Sin embargo, la oposición cuestionó la iniciativa, calificándola de «excesiva» y advirtiendo sobre el riesgo de priorizar políticas represivas por encima de las sociales.
A pesar de estas críticas, los resultados en Rosario parecen reforzar la posición de Milei, quien se mantiene firme en su estrategia de seguridad.
Un cambio de paradigma para el país
Con este anuncio, Argentina se une a otros países que han adoptado herramientas inspiradas en la Ley R.I.C.O. para enfrentar desafíos similares. En Italia, fue clave en la lucha contra la mafia; en Colombia, en el combate a los carteles de la droga; y en Estados Unidos, sigue siendo un pilar en la lucha contra el crimen organizado.
La implementación de esta legislación marcará un hito en el enfoque del gobierno hacia el crimen y la corrupción, con la promesa de consolidar un país donde el cumplimiento de la ley sea la norma y no la excepción.
«Una Argentina segura y justa para todos»
El mensaje de Milei es claro: el combate contra el crimen no es negociable. Con medidas contundentes y resultados visibles, busca transformar a Argentina en un ejemplo de orden y seguridad, siguiendo el modelo de éxito que Giuliani implementó en Nueva York.