La relación de Argentina con el Mercosur atraviesa uno de sus momentos más tensos. Desde su asunción, el presidente Javier Milei ha dejado claro su rechazo al modelo actual del bloque, al que calificó como una «unión aduanera defectuosa». En este contexto, evalúa la posibilidad de que Argentina abandone el Mercosur si no se flexibilizan sus reglas fundamentales.
Críticas al funcionamiento del bloque
El punto central del descontento de Milei radica en la Decisión 32/00 del Consejo del Mercado Común, que obliga a los países miembros a negociar de manera conjunta tratados de libre comercio con terceros. Desde el Gobierno, consideran que esta estructura beneficia principalmente a sectores industriales de Brasil, en detrimento de los intereses argentinos.
Un alto funcionario expresó:
“El Mercosur no funciona; es un sistema diseñado para los industriales de San Pablo”.
Para el presidente, las actuales restricciones limitan el potencial de Argentina para alcanzar acuerdos bilaterales estratégicos, particularmente con economías como Estados Unidos e Israel, en línea con su agenda de apertura comercial y alianzas con líderes conservadores como Donald Trump y Benjamín Netanyahu.
El desafío de la cumbre de Montevideo
La próxima cumbre del Mercosur, programada para el 5 y 6 de diciembre en Montevideo, será clave para definir el futuro de Argentina en el bloque. Allí, los mandatarios discutirán un posible acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, que cuenta con el apoyo parcial de Milei.
El ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, subrayó:
“Estamos encorsetados con el Mercosur en ciertos aspectos, pero lo estamos estudiando. La idea es abrirnos al mundo, siempre y cuando beneficie a los argentinos”.
Aunque la postura oficial prioriza la reforma antes que la ruptura, las tensiones internas en el bloque podrían complicar los avances en esta dirección.
Repercusiones de una posible salida del Mercosur
Si Argentina decidiera abandonar el bloque, las consecuencias serían profundas. Por un lado, el país ganaría libertad para negociar acuerdos bilaterales, lo que podría potenciar su apertura comercial y diversificar mercados. Sin embargo, la salida también implicaría:
- Impacto en las relaciones diplomáticas: Especialmente con Brasil, principal socio comercial de Argentina.
- Afectación al comercio regional: Sectores industriales, que tienen en el Mercosur su principal mercado, temen perder competitividad frente a las importaciones.
- Desafíos para las exportaciones: Las exportaciones agrícolas y automotrices, claves en la balanza comercial, podrían enfrentar nuevos aranceles.
¿Reformar antes de abandonar?
Aunque la retórica de Milei ha generado inquietud, el Gobierno parece dispuesto a explorar alternativas antes de dar un paso tan disruptivo. La apuesta está en un diálogo que permita flexibilizar las reglas del bloque, incluyendo la posibilidad de negociaciones bilaterales dentro del marco del Mercosur.
No obstante, si estas negociaciones no prosperan, Argentina podría priorizar acuerdos bilaterales con potencias económicas, marcando un cambio drástico en su política exterior y comercial.
Un dilema estratégico
El futuro de Argentina en el Mercosur no solo define el rumbo de su política comercial, sino también su integración en el contexto regional. La cumbre en Montevideo podría ser el escenario donde se decida si el país opta por reformar desde adentro o romper con décadas de cooperación regional.
Para Milei, la clave será demostrar si su modelo de apertura logra beneficios concretos para los argentinos, o si su postura enfrentará resistencias internas y externas que pondrán en jaque sus objetivos.
-
-
-
-
-
