A un año de aprobada la normativa que habilita el autodespacho de combustible en Argentina, un estudio reciente revela que la modalidad aún genera posiciones encontradas entre los consumidores, pero gana terreno cuando se incorpora un factor clave: el ahorro.
Según una investigación realizada por la consultora MBC Mori por encargo de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (Fecra) durante mayo de 2025, el 78 % de los encuestados dijo haber oído hablar de esta nueva opción que permite a los clientes cargar combustible por su cuenta, sin intervención del tradicional playero.
Pero el verdadero termómetro de aceptación aparece en la siguiente pregunta: ¿le resulta atractiva esta posibilidad? Un 22 % respondió que le parece muy atractiva y un 34 % la calificó como bastante atractiva, lo que representa un 56 % de aceptación parcial o total. No obstante, la adhesión varía significativamente según el perfil de los encuestados.
El grupo más joven (18 a 25 años) es el más entusiasta, mientras que entre los mayores de 40 años —especialmente las mujeres— predominan las dudas y el rechazo. Entre quienes ven con buenos ojos el modelo, las ventajas más mencionadas son la rapidez, la autonomía y menos demoras por depender de un empleado.
Por el contrario, las principales objeciones incluyen el desconocimiento técnico para operar los surtidores (35 %), preocupaciones de seguridad (15 %) y el temor a la pérdida de empleos (15 %), lo que evidencia una preocupación no solo individual, sino también social y laboral.
Hoy, la preferencia general todavía favorece al modelo tradicional: un 50 % prefiere que un empleado realice la carga, frente a un 36 % que optaría por el autoservicio. Pero el dato más impactante surge al introducir un descuento del 10 % en el precio del combustible: la elección del autodespacho salta al 72 %, marcando una tendencia clara hacia la adopción si existe un beneficio económico directo.
En un país donde el precio de los combustibles es un factor sensible, esta cifra podría definir el futuro del autoservicio, convirtiéndolo en una opción más extendida y aceptada, siempre que se acompañe de incentivos tangibles y garantías de seguridad.