La fotografía del gobernador bonaerense, Axel Kicillof , leyendo libros distribuidos en el marco del programa educativo “Identidades Bonaerenses” , desató una nueva controversia. Las obras, entre ellas Cometierra y Las primas , han sido señaladas por incluir escenas con contenido sexual explícito, generando un intenso debate sobre los límites de la literatura en la educación y el impacto en niños y adolescentes.
El origen de la polémica
En 2023, el programa “Identidades Bonaerenses” , impulsado por el Ministerio de Cultura y Educación provincial, incluyó más de cien títulos en bibliotecas escolares. Según las autoridades, su objetivo es promover el acceso a la literatura argentina contemporánea, fomentar el pensamiento crítico y abordar temas actuales.
Entre los libros seleccionados, obras como Cometierra y Si no fueras tan niña han sido el centro del conflicto. Estas narrativas, que tratan temas como el abuso, la sexualidad y el aborto, generan rechazo en diversos sectores de la sociedad, incluyendo a familias y figuras mediáticas, quienes consideran que estos textos no son apropiados para el contexto escolar.
Defensa desde el oficialismo
El director general de Cultura y Educación bonaerense, Alberto Sileoni , defendió la inclusión de estos textos argumentando que la literatura debe abrir puertas al diálogo y ofrecer nuevas perspectivas. “No se trata de educación sexual en sí misma, sino de arte que invita a reflexionar sobre la realidad que viven los jóvenes”, señaló en una entrevista reciente.
Sileoni destacó que las escritoras incluidas en el programa son ampliamente reconocidas y premiadas, y que la literatura puede ser una herramienta pedagógica poderosa para abordar temas complejos que los jóvenes enfrentan en su vida cotidiana.
Las críticas y el debate público.
A pesar de las justificaciones, el rechazo ha sido enérgico. El periodista Eduardo Feinmann , en una entrevista con Sileoni, cuestionó directamente la pertinencia de las escenas específicas en libros destinados a adolescentes, calificándolas como inapropiadas para el ámbito escolar. La respuesta del funcionario –“esto es literatura para los adolescentes”– generó aún más indignación en redes sociales y medios de comunicación.
Por su parte, sectores opositores acusan al gobierno de Kicillof de “despreciar los valores familiares” y de promover contenidos que califican como “pornográficos”. Estas acusaciones han escalado hasta convertir el debate en un punto de conflicto político.
¿Dónde trazar los límites?
El caso abre un debate más amplio sobre el papel de la literatura en las escuelas y los límites de los contenidos que se deben abordar con los estudiantes. Para algunos, permitir este tipo de textos es una forma de preparar a los jóvenes para enfrentar las complejidades del mundo real. Para otros, es una transgresión innecesaria que puede vulnerar su desarrollo emocional y ético.
El gobernador Kicillof, al compartir la imagen en redes sociales, buscó respaldar el programa educativo y reafirmar su compromiso con la promoción de la literatura nacional. Sin embargo, el cierre de comentarios en su publicación fue interpretado como una estrategia para evitar el debate directo con la ciudadanía.
Conclusión
El conflicto en torno a los libros escolares en la provincia de Buenos Aires no solo expone tensiones ideológicas, sino también un desafío educativo de fondo: ¿cómo equilibrar el acceso a una literatura desafiante y provocadora con las sensibilidades y expectativas de las familias? Mientras tanto, la controversia continúa alimentando el fuego del enfrentamiento político en Argentina.