Muchas de las inseguridades, las frustraciones y los malestares que los tenistas suelen padecer, semana tras semana, en el circuito convencional e individual, pueden quedar al margen en la Copa Davis. La competencia por la Ensaladera demanda una carga emocional distinta a la del tour y, por eso, muchas veces, no respeta rankings (los batacazos se repitieron durante la historia). Porque sentirse arropado colectivamente permite regenerar sentidos deprimidos.
El tenis masculino argentino, en la categoría singles, cerró una temporada de Grand Slams muy pobre: ningún jugador pisó la segunda semana de un major, estadística que no se producía desde 2015. Sin embargo, esa desilusión parece mutar en la Copa Davis, con un grupo de tenistas jóvenes (pero ya con mucha experiencia) que se energiza mientras comparten días y ensayos. Llevado al plano futbolístico, hasta parecen transformarse en jugadores de selección.
El equipo comenzó una nueva etapa (en todo sentido) en enero, con Javier Frana como capitán. La aprobación del primer examen actuó como envión anímico: triunfo por 3-2 frente a Noruega, con Casper Ruud, de visitante, sobre superficie dura y bajo techo. Ocho meses más tarde, el conjunto nacional está a un paso de derrotar a Países Bajos (subcampeón de 2024, aunque sin su mejor raqueta, Tallon Griekspoor), también fuera de nuestro país (en Groningen, a 180 kilómetros de Ámsterdam) y en cancha dura indoor.
Tomás Etcheverry (64° del mundo), que empieza a salir adelante después de un primer semestre descorazonador, en el que erró con el cambio de coach (no funcionó el vínculo con Horacio De la Peña), tuvo la responsabilidad de abrir la serie por la segunda ronda de los Qualifiers, etapa clasificatoria para el codiciado Final 8 (del 18 al 23 de noviembre, en Bolonia). El platense, que le ganó la pulseada como segundo singlista a Francisco Comesaña (61°, de mejor temporada), venció a Jesper de Jong (79°; debutante) por un doble 6-4. Más tarde, Francisco Cerúndolo (21°), la primera guitarra del equipo, colocó el 2-0 al derrotar por 7-6 (7-4) y 6-1 a Botic Van de Zandschulp (82°), el último rival oficial en la carrera de Rafa Nadal (en la Copa Davis 2024, en Málaga).
A la serie, al mejor de cinco puntos, le quedan tres encuentros. “Esto no terminó. Quedan tres batallas; ojalá podamos cerrarlo en la primera”, dijo el porteño Cerúndolo, radiante tras una sólida tarea. Este sábado, en el primer puntp, desde las 9 de la Argentina (por DSPORTS y TyC Sports), se jugará el dobles, en el queel equipo nacional presentará una fuerte pareja, que se conoce a la perfección, con el zurdo Horacio Zeballos (5° del tour, reciente campeón del US Open) y Andrés Molteni (19°). Sander Arends (23°) y Sem Verbeek (48°), los doblistas neerlandeses, debutarán en la competencia. En caso de un triunfo local, habrá uno (o dos) singles: Cerúndolo vs. De Jong y Etcheverry vs. Van de Zandschulp, aunque el capitán puede cambiar las piezas.
“Los dos partidos tuvieron sus momentos. El que no los vio y se fijó el score podría tener una mala percepción de que no fue tan complejo, pero sí tuvo sus momentos -apuntó Frana, con calma, muy satisfecho-. Abrir series es difícil. Tanto Tomy como Fran jugaron entendiendo que iban a tener que atravesar momentos difíciles, lo aceptaron, les dieron crédito a sus adversarios, estuvieron muy enfocados en sus tiros, sus jugadas y estos partidos se juegan con ideas. Cuando las cosas no se pueden solucionar con aciertos tenés que tener la humildad de bancarla y en eso no fallamos. Fuimos fuertes manteniendo la firmeza en momentos en los que los partidos podían cambiar”.
“No es fácil abrir una serie de Copa Davis”, reconoció Etcheverry, que sumó su quinta victoria en la Copa Davis. Y profundizó sobre el trabajo estratégico: “Pero lo jugué muy bien, devolví bien, caminé firme de derecha hacia adelante, tiré buenos pasings, fue un partido ordenado en general. Con De Jong había jugado hace unos años [en 2021], hoy es un jugador más completo, está metido en el top 100, pero lo pude neutralizar. Sorprende porque es de los jugadores que más saque y red hace, tiene un promedio del 12% contra un 5% del tour; ya lo había estudiado. Por eso siento que la clave estuvo en mi devolución y lo pude controlar”.
¿Cómo vivió su partido Cerúndolo? “El primer set fue muy duro, no me sentí jugando mal, pero él estuvo en un nivel alto, muy agresivo, arriesgando bastante; hubo games en los que no la pude tocar. Pero sabía que me tenía que mantener ahí, aguantando, luchando. De cabeza estuve firme y esa fue la diferencia en el primer set. En el segundo set él se cayó un poco mentalmente, yo me mantuve firme y empezó a fluir todo. Aproveché el quiebre de entrada para ponerlo siempre en presión. A partir del 2-1 fluyó muy bien mi tenis”, fue la radiografía de Cerúndolo, que llegó a siete victorias en la Copa Davis.
Países Bajos no pierde una serie de local desde septiembre de 2014. Desde entonces, ganó cuatro en su casa: 3-2 a la República Checa en 2017, 4-0 a Canadá en 2022, 4-0 a Eslovaquia en 2023 y 3-2 a Suiza el año pasado. En noviembre pasado, el equipo neerlandés llegó a la final de la Copa Davis por primera vez en su historia: perdió 2-0 con la Italia de Jannik Sinner, en Málaga. La ausencia de Griekspoor (31°) contra la Argentina es un impacto negativo para el equipo capitaneado por Paul Haarhuis (1° de dobles en 1994), pero los jugadores argentinos, más allá de celebrar esa ausencia de jerarquía, hasta aquí hicieron su propio trabajo, con enfoque y sin pensar en las circunstancias periféricas. Endurecieron sus cualidades sin mirar hacia atrás.
Las cuatro mil butacas del estadio Martinplaza estuvieron pobladas durante la primera jornada. Este sábado, con entradas agotadas, se espera un clima todavía más enfervorizado por parte del público “naranja” (unos 50 hinchas argentinos se las arreglaron para hacer ruido). Pero la Argentina tiene todo en su favor para aplacar el fuego local y dar un paso firme para triunfar de visitante y avanzar a los cuartos de final de la competencia por segundo año consecutivo. El equipo, conformado por jugadores que tienen química entre ellos, empujan hacia adelante y se sienten resguardados en la intimidad del grupo, ostenta virtudes tenísticas y emocionales suficientes para terminar de cerrar una serie trascedente en Países Bajos (también en el aspecto económico) y regresar a la súper elite de la competencia colectiva más emblemática.