Este lunes, Argentina registró un nuevo récord de consumo de electricidad, alcanzando su punto máximo a las 14:45 en un contexto de temperaturas que superaron los 40°C en varias provincias. Este aumento en la demanda expuso nuevamente las vulnerabilidades del Sistema Argentino de Interconexión (SADI), especialmente en las provincias del Noreste Argentino (NEA), donde los cortes de energía dejaron a miles de hogares y empresas sin suministro.
Una región críticamente afectada
Las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes y, en menor medida, Misiones, fueron las más golpeadas por los colapsos eléctricos. Según datos publicados por el portal especializado Econojournal, estas provincias perdieron más del 50% de su demanda eléctrica durante los momentos críticos. Esta situación se ha repetido con frecuencia en los últimos años, pero en 2025 se ha intensificado debido a las recurrentes olas de calor que afectan al país.
Los cortes no se limitaron al NEA. También se registraron fallas importantes en otras regiones como el NOA (Noroeste Argentino), Cuyo y el norte de Santa Cruz, además de afectaciones en Córdoba y Santa Fe. Sin embargo, los colapsos en el NEA destacan por su impacto desproporcionado, atribuido principalmente a problemas históricos en el sistema de transporte eléctrico que conecta a estas provincias con el resto del país.
El desafío de un sistema eléctrico frágil
El SADI, que divide al país en diferentes regiones para el suministro de energía, enfrenta una creciente presión debido a la demanda en días de calor extremo. Este lunes, los cortes energéticos en el NEA restaron aproximadamente 1.000 megawatts al sistema nacional. Aunque los apagones en otras regiones fueron de corta duración, en el NEA el impacto fue más severo, con interrupciones prolongadas y repetidas desde el inicio del año.
La fragilidad del sistema eléctrico en estas provincias no es un problema nuevo. El deterioro de la infraestructura de transporte, sumado al aumento sostenido en la demanda durante las olas de calor, ha convertido a esta región en la más vulnerable del país. El panorama se agrava con las proyecciones de temperaturas más extremas en los próximos años debido al cambio climático.
Impactos y soluciones pendientes
La situación actual subraya la urgente necesidad de inversiones en infraestructura eléctrica, especialmente en el sistema de transporte y distribución. Las provincias del NEA han solicitado en reiteradas ocasiones mayores recursos para fortalecer su red, pero los avances han sido insuficientes frente a la magnitud del problema.
El impacto de los cortes de energía no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos, sino también la productividad económica de estas provincias. Sectores como la agricultura, la industria y los servicios enfrentan pérdidas significativas durante los apagones, sumándose a la ya desafiante situación climática.
El futuro de la energía en el NEA
En un contexto de creciente demanda y desafíos climáticos, el sistema eléctrico argentino enfrenta una prueba de resiliencia. Mientras las provincias del NEA siguen siendo las más afectadas, la fragilidad de la red en otras regiones como el NOA y Cuyo indica que el problema es nacional y requiere una respuesta integral.
La inversión en infraestructura y la modernización del sistema de transporte eléctrico serán clave para evitar que el NEA y otras regiones del país sigan enfrentando colapsos energéticos durante los picos de consumo. De lo contrario, la repetición de estos eventos podría profundizar las desigualdades regionales y generar mayores tensiones sociales y económicas en las zonas más vulnerables del país.