La reciente noticia sobre el interés de Estados Unidos en retomar la totalidad de las operaciones y la propiedad del Canal de Panamá ha vuelto a colocar esta obra clave del comercio mundial en el centro de la disputa geopolítica global. A este renovado interés estadounidense se suma el accionar del régimen chino de Xi Jinping, que, mediante declaraciones y promesas de apoyo a la soberanía panameña, busca consolidar su influencia en el istmo y más allá.
El interés chino en el Canal de Panamá
Desde que estableció relaciones diplomáticas con Panamá en 2017, China ha incrementado de manera sostenida su presencia en el país centroamericano. Si bien desde la cancillería china se afirma que el canal es «una gran creación del pueblo panameño», en la práctica, Beijing ha mostrado intenciones claras de controlar operaciones y obtener una mayor injerencia sobre esta vía estratégica.
China no solo es uno de los mayores usuarios del Canal de Panamá, sino que también se ha convertido en uno de los principales inversores en la región. Su protagonismo quedó evidenciado cuando el primer buque en cruzar el canal tras su expansión en 2016 fue de bandera china. Además, China es el principal proveedor de la Zona Franca de Colón, con un intercambio comercial que en 2017 superó los 1.500 millones de dólares.
El interés chino no se limita al canal panameño. Beijing también ha mostrado intenciones de construir un canal alternativo en Nicaragua, fortaleciendo su presencia en América Central, una región históricamente bajo la influencia de Estados Unidos.
Estados Unidos busca recuperar terreno
El renovado interés de Washington en el Canal de Panamá refleja su preocupación por el avance chino en zonas clave para el comercio global. Aunque el canal fue transferido al control panameño en 1999 tras casi un siglo de administración estadounidense, el gobierno de Joe Biden ha señalado la creciente influencia de China como una amenaza estratégica que podría comprometer el acceso estadounidense a esta ruta vital para el comercio marítimo.
La administración de Theodore Roosevelt construyó el canal como un símbolo del poderío estadounidense, y su importancia sigue vigente: alrededor del 6% del comercio mundial pasa por esta vía, lo que convierte al control del canal en un elemento crucial para la seguridad y la economía de Estados Unidos.
¿Hacia una nueva era de competencia global?
El Canal de Panamá es ahora un reflejo de la disputa global entre las dos principales potencias económicas del mundo. Mientras Estados Unidos busca retomar su protagonismo en la región, China avanza con su política de inversiones estratégicas y consolidación de relaciones bilaterales, utilizando el canal como pieza clave en su expansión global.
En un contexto de inestabilidad y competencia por el control de los recursos y rutas comerciales, el istmo panameño se erige como un campo de batalla donde se definirá el equilibrio geopolítico de las próximas décadas.
-
-
-
-
-
