Los «chachos», la cuasimoneda emitida por el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, para enfrentar la falta de recursos en la provincia, desaparecerán del circuito económico a fin de año. El anuncio fue realizado por el ministro de Hacienda provincial, Jorge Quinteros, quien informó además que los trabajadores estatales recibirán un bono de $300.000 en cuatro cuotas, posiblemente como medida para amortiguar el impacto del fracaso de la iniciativa.
Una medida que nunca despegó
La circulación de los «chachos» comenzó el 1 de julio de 2024, cinco meses después de que la Legislatura riojana aprobara su emisión por un total de $22.500 millones, de los cuales el 30% se destinó al pago de salarios estatales. Quintela justificó la creación de esta cuasimoneda como un instrumento para «potenciar el circuito financiero local, reactivar la economía y fomentar el consumo». Sin embargo, el resultado fue diametralmente opuesto: la cuasimoneda perdió rápidamente su valor y no logró la aceptación ni en comercios ni entre los ciudadanos.
A pesar de los intentos por sostener la medida, la falta de respaldo financiero y la creciente desconfianza hacia los «chachos» se convirtió en un problema insostenible. Comercios adheridos, servicios y contribuyentes mostraron una aceptación limitada y cautelosa de estos papeles, generando un impacto negativo en el consumo local.
El enfrentamiento con Nación y el peso de las críticas
El presidente Javier Milei fue uno de los principales detractores de los «chachos». Desde un inicio, descartó cualquier respaldo de la Nación a las cuasimonedas provinciales, enfatizando: «No voy a rescatar las cuasimonedas, que se hagan cargo quienes las emiten». Milei calificó la iniciativa como un «engaño a la gente con papeles que no tienen valor real».
Además, el fracaso de los «chachos» se convirtió en un símbolo del rechazo a políticas de gasto excesivo y emisión monetaria sin respaldo, una postura que Quintela defendió a pesar de los antecedentes negativos en la economía argentina.
Razones del fracaso
El principal motivo detrás del colapso de los «chachos» fue la falta de confianza en la cuasimoneda como medio de pago. Esto estuvo relacionado con varios factores:
- Falta de respaldo económico: La emisión no contaba con activos ni reservas que la sostuvieran, lo que aceleró su pérdida de valor en poco tiempo.
- Desconfianza ciudadana y empresarial: Comercios y consumidores evitaron utilizar los «chachos», ante la incertidumbre de su estabilidad y aceptación futura.
- Ausencia de políticas complementarias: En lugar de implementar un ajuste del gasto público, la provincia optó por emitir papel sin tomar medidas de fondo para equilibrar sus cuentas.
Impacto político y económico
El fracaso de esta cuasimoneda no solo afectó la economía provincial, sino que también debilitó la imagen política de Quintela. Su insistencia en una medida que replicaba errores de gestiones anteriores, como la emisión descontrolada de dinero, terminó exponiéndolo a críticas tanto desde la oposición como dentro de sectores de su propio espacio político.
Con el retiro de los «chachos», La Rioja busca virar hacia una normalización económica que restaure la confianza de la ciudadanía. Sin embargo, los desafíos fiscales persisten, y la gestión provincial deberá enfrentar un escenario de deuda y descontento social que difícilmente se resolverá con medidas paliativas como el bono anunciado.
Conclusión: La experiencia de los «chachos» deja lecciones claras sobre los riesgos de recurrir a cuasimonedas como solución frente a problemas estructurales. Sin respaldo ni confianza, estas iniciativas no solo fracasan, sino que profundizan la crisis que intentan resolver. Para La Rioja, el próximo reto será recuperar la estabilidad económica en un contexto de alta presión social y política.