En un movimiento que promete transformar el paisaje del fútbol argentino, el Gobierno de Javier Milei oficializó la reglamentación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) a través del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 730/2024, publicado en la madrugada de este miércoles en el Boletín Oficial. Esta medida, que cumple una de las promesas de campaña de Milei, obliga a la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y a otras entidades deportivas a adecuar sus estatutos en el plazo de un año para permitir la participación de las SAD en los torneos locales.
El DNU, firmado por el presidente, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, establece que no se podrá “impedir, dificultar, privar o menoscabar cualquier derecho a una organización deportiva incluyendo su derecho de afiliación a una confederación, federación, asociación, liga o unión, con fundamento en su forma jurídica, originaria o derivada”. Esto significa que la AFA deberá permitir la afiliación de clubes gestionados como SAD, algo que hasta ahora había sido firmemente rechazado por su presidente, Claudio “Chiqui” Tapia.
Hace menos de un mes, Tapia había declarado su intención de bloquear la participación de las SAD en el fútbol argentino, argumentando que la tradición de los clubes como asociaciones civiles sin fines de lucro debía preservarse. Sin embargo, el decreto gubernamental deja claro que todas las organizaciones deportivas, incluidas las federaciones y confederaciones, disponen de un plazo máximo de un año para modificar sus estatutos y adecuarse a la nueva normativa.
Este cambio representa un desafío directo a la estructura histórica del fútbol argentino, donde los clubes han sido gestionados por sus socios bajo un modelo sin fines de lucro. La introducción de las SAD plantea la posibilidad de que los clubes puedan ser gestionados como empresas privadas, lo que genera tanto expectativas de modernización y profesionalización, como temores sobre la pérdida de control de los socios y la posible mercantilización del deporte.
El anuncio ya ha generado reacciones mixtas dentro del ámbito futbolístico y político. Mientras algunos ven la medida como un paso hacia la profesionalización y la mejora económica del deporte, otros la critican como una amenaza a los valores tradicionales del fútbol argentino y un intento de centralizar el control en manos privadas.
Con esta nueva disposición, el Gobierno de Milei marca un hito en su gestión, implementando un cambio que seguramente será objeto de intensos debates en el ámbito deportivo y político en los próximos meses. La adaptación de la AFA y de otras organizaciones deportivas a este nuevo marco normativo será crucial para determinar el futuro del fútbol en Argentina.