En un contexto de creciente tensión política y económica, la Confederación General del Trabajo (CGT) ha anunciado la realización de un tercer paro general el 8 de abril contra el gobierno de Javier Milei. Este paro, que se suma a las movilizaciones anteriores, llega en un momento clave, con la central obrera alineándose con sectores de la oposición, incluyendo la Unidad Piquetera (UTE), liderada por Juan Grabois.
La decisión de la CGT, tomada en una reunión con la cúpula piquetera, subraya su fusión con los sectores más duros del peronismo y la izquierda, que han mostrado una resistencia firme a las reformas propuestas por Milei. A pesar del mandato democrático que el presidente ostenta y el apoyo popular a sus medidas de cambio, los sindicatos buscan frenar su avance mediante paros y movilizaciones, en una clara estrategia de confrontación.
Un Tercer Paro General: Escalada Inédita
Este paro general del 8 de abril se convertirá en el tercero contra el gobierno de Milei en un período de apenas cuatro meses. El primero tuvo lugar el 24 de enero, a solo 45 días de la asunción de Milei, marcando un récord en la rapidez con la que se desató la oposición sindical. El segundo paro ocurrió el 9 de mayo, con un impacto notable en el transporte público.
El Consejo Directivo de la CGT tiene previsto reunirse el 20 de marzo en su histórica sede de la calle Azopardo para definir los detalles del paro, aunque aún no está claro si la protesta incluirá una movilización al Congreso o a la Casa Rosada. Lo que sí es evidente es que la dirigencia sindical ha decidido abandonar cualquier posibilidad de negociación con el gobierno, intensificando su estrategia de resistencia.
La Alianza con la UTEP: Un Giro Radical en la Postura Sindical
El viernes pasado, la CGT hizo pública su alianza con la Unidad Piquetera (UTE), el movimiento de Juan Grabois, lo que deja en evidencia un endurecimiento en la postura sindical contra Milei. Héctor Daer (Sanidad), Hugo Moyano (Camioneros), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) celebraron esta alianza en un escenario que refleja la fusión del sindicalismo tradicional con el activismo piquetero, lo que marca un giro radical en su estrategia.
Este alineamiento responde, en parte, a la presión de sectores kirchneristas y más radicalizados dentro del movimiento sindical, que buscan frenar las reformas que Milei ha impulsado en la economía argentina. La incorporación de figuras como Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Sergio Romero (UDA) y Jorge Sola (Seguros) al núcleo de decisión de la CGT evidencia una estrategia coordinada para obstaculizar el avance del gobierno.
¿Paro del Transporte? La Duda de los Sindicatos del Sector
Uno de los elementos que podría definir el impacto del paro es la adhesión de los sindicatos del transporte. A pesar de que las dos centrales que agrupan a los gremios del sector, la CATT (alineada con Moyano) y la UGATT (su rival), mostraron inicialmente interés en unirse a la «marcha por los jubilados» convocada por sectores piqueteros, finalmente se retiraron de la protesta. Este retiro se produjo después de los disturbios y enfrentamientos con la Policía en movilizaciones anteriores.
Por otro lado, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) sí ha confirmado su participación en la protesta, con un cese de actividades a las 12 del mediodía para marchar al Congreso. Su secretario general, Rodolfo Aguiar, justificó la medida diciendo que la protesta es parte de una «lucha por los jubilados y en defensa de la democracia».
La Estrategia Sindical: ¿Resistencia Política o Desgaste Social?
Lejos de representar una simple defensa de los trabajadores, la ofensiva de la CGT se inserta en un contexto de confrontación política abierta con el gobierno de Milei. El trasfondo es claro: más que una defensa de los intereses laborales, el sindicalismo vinculado al kirchnerismo busca proteger sus privilegios, defendiendo una estructura que Milei está dispuesto a cambiar.
Sin embargo, la estrategia sindical de resistencia podría no tener el impacto esperado. Si bien los sindicatos han logrado movilizar a sectores sociales y políticos, la creciente aprobación de las reformas de Milei y el hartazgo de una parte de la sociedad con los métodos extorsivos del sindicalismo podrían desgastar la legitimidad de la CGT. La pregunta es si el apoyo popular a las reformas libertarias será suficiente para contrarrestar las presiones sindicales o si, por el contrario, estas movilizaciones contribuirán a una deslegitimación aún mayor de los gremios.
Conclusión: Una Confrontación que Marcará el Futuro Político
El tercer paro general de la CGT no es solo una muestra de resistencia sindical, sino también un claro mensaje político en un contexto de fuerte polarización. La estrategia de los sindicatos, que se alinean con sectores más radicales del kirchnerismo y la izquierda, refleja el vacío de negociación con el gobierno de Milei, y marca un giro en la lucha por las reformas que está llevando adelante el presidente.
Lo que ocurra el 8 de abril será clave para el futuro de la relación entre el gobierno de Milei y los sectores sindicales, y podría definir si el sindicalismo tradicional sigue siendo un actor clave en la política argentina o si se enfrenta a un desgaste que acelere su pérdida de poder y relevancia.