En una sesión cargada de tensiones y fuertes acusaciones cruzadas, el Senado decidió este jueves expulsar al kirchnerista disidente Edgardo Kueider, detenido la semana pasada en Paraguay junto a su secretaria y más de USD 200.000 sin declarar. La decisión, impulsada inicialmente por el kirchnerismo, revela las fracturas internas y la estrategia del bloque oficialista para consolidar su poder en la Cámara Alta.
La votación: resultados y ausencias claves
La remoción de Kueider fue aprobada con amplia mayoría: 60 votos a favor, 6 en contra y una abstención, superando el requisito de los dos tercios. Sin embargo, la votación expuso divisiones entre las bancadas:
- La Libertad Avanza (LLA) y sectores de la Unión Cívica Radical (UCR) terminaron respaldando la medida, mientras que el PRO mostró posturas divididas.
- Hubo cuatro ausencias notorias: los santacruceños Natalia Gadano y José María Carambia, el kirchnerista Gerardo Montenegro, y el radical Víctor Zimmermann, quien se encuentra de licencia hasta febrero de 2025.
Con esta decisión, el kirchnerismo logra su objetivo estratégico: reemplazar a Kueider con Stefanía Cora, diputada provincial y referente de La Cámpora. Este movimiento incrementa la representación del bloque oficialista a 34 legisladores, quedando a solo tres de recuperar el quórum propio y la mayoría en la Cámara Alta.
La defensa de Parrilli y la doble vara del kirchnerismo
Tras la expulsión de Kueider, la atención se dirigió hacia una iniciativa para suspender al senador kirchnerista Oscar Parrilli, procesado en el caso del Memorándum con Irán. Sin embargo, el resultado fue previsible:
- 31 senadores oficialistas votaron en contra de la medida, bloqueándola. La iniciativa requería 44 votos, pero obtuvo solo 34, diez por debajo del umbral necesario.
Este episodio dejó en evidencia una práctica recurrente: la selectividad del kirchnerismo al aplicar sanciones. Mientras se impulsa la expulsión de un disidente como Kueider, se protege a figuras como Parrilli, pese a enfrentar graves acusaciones judiciales.
¿Justicia o estrategia política?
La remoción de Kueider y la defensa de Parrilli plantean interrogantes sobre la transparencia y coherencia del kirchnerismo. La doble vara es evidente:
- Mientras se condena públicamente a Kueider, otros senadores oficialistas investigados por corrupción o irregularidades permanecen intocables.
- Esta selectividad sugiere que las decisiones no responden a criterios de moralidad o justicia, sino a una estrategia política orientada a fortalecer el control del bloque oficialista en el Senado.
Si el oficialismo estuviera realmente comprometido con la lucha contra la corrupción, aplicaría los mismos estándares a todos los legisladores bajo investigación. Sin embargo, hacerlo podría dejar al kirchnerismo sin representación suficiente para sostener su influencia en la Cámara Alta.
Conclusión: una lucha por el poder disfrazada de moralidad
La expulsión de Edgardo Kueider no es solo un episodio aislado, sino un reflejo de la lucha interna por el poder dentro del kirchnerismo y el Senado en general. En lugar de representar un avance hacia la transparencia, esta decisión parece ser una jugada estratégica para consolidar el control político del oficialismo, evidenciando que la justicia sigue siendo un instrumento de conveniencia en el tablero político argentino.