En una sesión marcada por la tensión política y la incertidumbre, el Senado de la Nación no logró aprobar la Ley de Ficha Limpia, que ya se aplica en nueve provincias del país y pretendía impedir que personas condenadas en segunda instancia puedan ser candidatas o asumir cargos públicos. El resultado final fue de 36 votos a favor y 35 en contra, sin alcanzar la mayoría simple requerida (37), debido a la ausencia del senador peronista Daniel Bensusán y al inesperado cambio de postura de dos senadores misioneros del Frente Renovador, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut.
La decisión generó revuelo político, ya que los misioneros venían votando alineados con el oficialismo desde diciembre de 2023. Su sorpresivo rechazo trastocó los cálculos del bloque libertario y abrió especulaciones sobre posibles acuerdos electorales entre el gobierno nacional y el oficialismo de Misiones, en la antesala de los comicios provinciales.
Un proyecto que agudiza divisiones y revela internas
La iniciativa había sido promovida por la diputada del PRO Silvia Lospennato, quien se convirtió en la principal referente del proyecto y apuntaba a darle alcance nacional. Para el oficialismo de La Libertad Avanza, el PRO, la UCR y partidos provinciales, la ley representaba una señal institucional de lucha contra la corrupción y un intento por recuperar la confianza ciudadana en la clase política.
Sin embargo, el bloque de Unión por la Patria la rechazó de plano, alegando que era inconstitucional y que su verdadero propósito era proscribir a Cristina Fernández de Kirchner. “Es una intromisión de la justicia en la política”, denunciaron en sus discursos. Paradójicamente, muchos de ellos hablaban como si el proyecto ya estuviese aprobado, lo que demuestra el clima de aparente certeza que se respiraba antes de la votación.
Pero todo cambió cuando los senadores misioneros, que no intervinieron en el debate, votaron en contra. Este giro se interpretó como una jugada coordinada con el Ejecutivo nacional, que habría pedido su voto negativo para evitar un triunfo legislativo simbólico de Lospennato, actual candidata del PRO en CABA frente a la lista libertaria. La duda queda planteada: ¿acuerdo político o traición táctica?
Repercusiones cruzadas y clima de confrontación
La reacción del Gobierno no se hizo esperar. A través de un comunicado oficial, la Oficina del Presidente acusó al Senado de «anteponer intereses personales y partidarios por encima de las demandas del pueblo», y denunció una clase política que «busca protegerse judicialmente».
Por su parte, Silvia Lospennato se expresó en su cuenta de X: “Lamentable. Han defraudado a la Argentina. Pero no vamos a parar hasta saber qué pasó. No nos van a frenar. Sépanlo”, en un tono que refleja frustración pero también intención de redoblar la presión política.
Desde la vereda opuesta, la senadora cordobesa Alejandra Vigo, referenciada con su gobierno provincial, lanzó una crítica punzante: “Dio frutos el acuerdo entre el gobierno de Misiones y el Ejecutivo nacional. Como advertimos, el gobierno de Milei terminó siendo funcional al kirchnerismo”.
Otros temas calientes y una sesión con múltiples tensiones
La sesión del Senado también abordó el pedido de interpelación a Karina Milei y Luis Caputo por el escándalo de la criptomoneda Libra. Este punto también fue rechazado, gracias al voto negativo de senadores oficialistas y radicales como Carlos Espínola, Eduardo Vischi y Gabriela Valenzuela, lo que dio margen al Ejecutivo para eludir explicaciones públicas sobre el tema.
Pero el foco volvió a concentrarse en la Ley de Ficha Limpia, que acaparó la atención mediática y política. Pese a que los tres senadores correntinos que habían votado en contra de la interpelación luego votaron a favor del proyecto anticorrupción, el resultado no cambió: la ley fue rechazada.
Un símbolo más que una ley
Más allá del resultado legislativo, lo ocurrido en el Senado dejó en evidencia fracturas internas, alianzas inesperadas y una batalla simbólica por el relato político. Mientras el oficialismo pierde una pulseada legislativa clave, el resto del arco político se reacomoda en medio de una campaña electoral creciente, donde todo gesto, voto o silencio parece tener una doble lectura.