La fuga de David Jesús Araujo, un joven de 16 años internado en el Hogar de Contención de Menores judicializados “Miguel Magone” de Corrientes, destapó una realidad angustiante sobre la violencia y el abandono que sufre dentro de la institución. Lejos de ser un simple escape, el joven asegura que su salida fue motivada por el temor a perder la vida tras recibir amenazas y golpes por parte de otros internos, situación que, según él, fue ignorada por las autoridades responsables.
En diálogo con Diario Época, Jesús relató la cruda realidad que vive dentro del hogar, donde junto a otros adolescentes, está bajo tutela judicial. Según sus declaraciones, la violencia dentro del centro de menores es constante y descontrolada, y los responsables de su protección han hecho oídos sordos a sus pedidos de auxilio. “Me tuve que ir porque me amenazaron de muerte, y a todos los que les informé, me dijeron que no podían hacer nada”, denunció el adolescente.
Jesús fue internado en el hogar hace aproximadamente un año y medio, después de que fracasara un intento de adopción con una familia. Desde su regreso, se ha enfrentado a un ambiente de hostilidad, particularmente de parte de dos jóvenes con serios problemas de adicciones y comportamientos violentos. Según explicó, estos chicos habían sido trasladados al hogar desde otras instituciones debido a su comportamiento conflictivo.
“No es verdad que me fugué el 23 de septiembre, porque reingresé el jueves 26 y me fui el sábado 28 por miedo a que me mataran”, aclaró el menor. El joven relató que en esa última agresión sufrió golpes en la cara, los hombros y varias partes del cuerpo, dejando visibles heridas en su boca. A pesar de haber informado de la situación a las autoridades del hogar y al Juzgado de Familia N°4, a cargo de la jueza Carolina Macarrein, sus pedidos de ayuda fueron desoídos.
Jesús también mencionó que la directora del hogar, Miriam Lafuente, estaba al tanto de las amenazas y la violencia, pero no tomó ninguna medida. “Me dijeron que los mantuviera al tanto si algo más pasaba, pero cuando avisé que me golpearon, no hicieron nada”, añadió. Según su testimonio, tras la agresión del viernes, los internos que lo atacaron le advirtieron que lo volverían a golpear la noche del sábado, aprovechando la falta de vigilancia en esos días. Temiendo por su vida, decidió escapar nuevamente.
El adolescente, ahora en paradero desconocido, sigue temiendo regresar al hogar, pues asegura que no tiene garantías de seguridad. “No puedo volver porque no me cuidan. Hay chicos con problemas graves que consumen drogas dentro del hogar y nadie hace nada”, afirmó, destacando la gravedad de la situación. Según Jesús, algunos de los internos que lo agredieron habían pasado por comisarías y hospitales de salud mental antes de ser trasladados al hogar, sin recibir el tratamiento adecuado.
Las denuncias de Jesús no solo exponen la violencia interna en el Hogar Miguel Magone, sino también la falta de acción de las autoridades encargadas de velar por la seguridad y bienestar de los menores. Mientras el adolescente se recupera de sus lesiones en un lugar no revelado, su situación deja al descubierto un drama institucional que exige respuestas urgentes por parte de la Justicia de Menores y los organismos de protección infantil.