El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, se encuentra en plena definición de su estrategia electoral para este 2025, incentivado por las encuestas favorables de Corrienteshoy.com y CB Consultora OP, que lo posicionan en buenos términos tanto a él como a su hermano menor, Juan Pablo Valdés, intendente de Ituzaingó. Con una renovada confianza, Valdés planea adelantar las elecciones provinciales, sumándose a la lista de distritos como Salta, Chaco, San Luis, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires, que ya definieron separar sus comicios de las elecciones nacionales previstas para octubre.
La fecha elegida y el modelo de convocatoria
Fuentes cercanas al mandatario indican que Valdés tiene prácticamente resuelta la fecha del 7 de septiembre para la elección de gobernador, vicegobernador, diputados, senadores provinciales, intendentes, concejales y diputados nacionales. En caso de una segunda vuelta, el balotaje se celebraría el 28 de septiembre, consolidando un cronograma que busca optimizar la estrategia oficialista y asegurar el control político en Corrientes.
La decisión no solo responde a razones internas, sino también a una jugada estratégica para fortalecer la alianza con el candidato presidencial Javier Milei, a quien Valdés ve como un aliado clave en el escenario nacional. El gobernador incluso aspiraría a lograr una cobertura mediática favorable en medios nacionales como Clarín y La Nación, posicionando a Corrientes como un bastión electoral clave para la derecha libertaria.
La tensión por la sucesión
El mayor desafío para Valdés radica en definir quién será el candidato oficialista para sucederlo. Si bien su hermano menor parece ser una opción firme, las presiones dentro de la alianza Vamos Corrientes son intensas. Por un lado, un sector de históricos militantes, a quienes Valdés llama el “consejo de ancianos”, exige un candidato con trayectoria probada que asegure la continuidad del proyecto político que ya lleva más de dos décadas en el poder. Por el otro, la influencia de “la familia” ejerce una presión constante para que Juan Pablo Valdés sea ungido como el delfín del oficialismo, evitando cualquier riesgo de ruptura interna.
El recuerdo de conflictos pasados, como el tren Sarmiento, alimenta las tensiones. Los históricos advierten sobre los peligros de un error estratégico: “Debemos asegurar en primera vuelta o terminaremos como en Once”, aseguran, en alusión a la tragedia ferroviaria que marcó un antes y un después en la política argentina.
El rol de Valdés tras la gobernación
Gustavo Valdés ya tendría claro su futuro político: liderar la lista de diputados provinciales y presidir la Cámara baja. Desde allí, planea mantener el control de la agenda legislativa y cortar con prácticas que considera obsoletas, como las múltiples reelecciones. En ese sentido, buscaría desplazar a Perucho Cassani, actual referente del oficialismo en la Cámara, a quien acusa de operar a favor de la boleta única, una propuesta que Valdés considera perjudicial para su espacio.
Además, Valdés habría definido ya el candidato a intendente de la capital provincial, eligiendo a Claudio Polich como su hombre de confianza para monitorear desde cerca la gestión municipal. Esta jugada le permitiría garantizar un control total sobre las principales posiciones de poder en Corrientes.
Cuatro nombres en carrera por la sucesión
A pesar de las inclinaciones de Valdés, la interna oficialista sigue abierta. Además de su hermano Juan Pablo, los otros contendientes fuertes son el actual intendente de la capital, Eduardo Tassano; el exgobernador Ricardo Colombi; y el presidente primero del Senado, Henry Fick. Todos confían en sus chances y ninguno parece dispuesto a ceder, lo que complica aún más el panorama sucesorio.
Por ahora, la bandera a cuadros sigue en alto, pero la incertidumbre interna amenaza con entorpecer los planes de Valdés. Las próximas semanas serán cruciales para definir el futuro político de Corrientes, en un año electoral que promete ser tan intenso como decisivo.