Una amenaza a los derechos fundamentales
Irak está al borde de aprobar una controvertida reforma legislativa que podría reducir la edad mínima para contraer matrimonio de 18 a 9 años, legalizando, en términos prácticos, la pedofilia. La medida ha desatado una ola de condena internacional, especialmente entre defensores de derechos humanos, quienes advierten sobre las graves implicaciones para los derechos fundamentales de las mujeres y niñas iraquíes.
El cambio legal se enmarca en una reforma de la «ley del estatus personal» (Ley 188), instaurada en 1959 como una de las normativas familiares más progresistas de Oriente Medio. La propuesta, impulsada por una coalición de partidos dominados por líderes religiosos islámicos, permitiría a los clérigos autorizar matrimonios infantiles, otorgándoles mayor control sobre las leyes familiares.
Las víctimas invisibles del matrimonio infantil
Historias como la de Shaimaa Saadoun, quien fue forzada a casarse a los 13 años con un hombre de 39, ilustran el impacto devastador de esta práctica. «Se esperaba que fuera esposa y madre cuando aún era una niña», recuerda Saadoun, quien logró divorciarse a los 30 años tras años de sufrimiento. Aunque su matrimonio fue ilegal bajo la legislación vigente, un juez permitió la unión, evidenciando las fisuras del sistema judicial actual.
Las reformas propuestas institucionalizarían estas prácticas, eliminando las barreras legales que protegen a las niñas. Según expertos, esto agravaría la desigualdad de género y perpetuaría ciclos de pobreza y abuso.
El peso de la religión en las leyes civiles
La propuesta legislativa otorga a los tribunales religiosos la autoridad para resolver cuestiones familiares, actualmente bajo jurisdicción civil. Esto significa que decisiones sobre matrimonio, custodia, divorcio y herencia quedarían en manos de clérigos con interpretaciones de la sharía que permiten el matrimonio infantil, especialmente según la escuela Jafari de la ley islámica, seguida por muchas autoridades chiíes en Irak.
Los defensores de esta reforma argumentan que se debe respetar la tradición cultural y religiosa, rechazando lo que consideran una «imposición de valores occidentales». Sin embargo, esta postura contrasta con los estándares internacionales de derechos humanos y las crecientes demandas internas por igualdad y justicia.
El impacto de la presión internacional
La medida ha provocado una reacción global inmediata. Organismos internacionales, ONGs y gobiernos han condenado el proyecto de ley, instando al Parlamento iraquí a reconsiderar las implicaciones de aprobar esta reforma. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos calificó la iniciativa como «un retroceso inaceptable que sacrifica los derechos de las niñas y mujeres».
Sin embargo, Irak ha mostrado resistencia a ceder ante la presión internacional. En abril pasado, el parlamento aprobó una ley restrictiva contra la comunidad LGBTQ+, en un contexto donde las políticas impulsadas por líderes religiosos han ganado terreno.
El futuro de las niñas iraquíes en juego
La posible aprobación de esta reforma legislativa podría sentar un peligroso precedente, no solo para Irak, sino para toda la región. Los activistas alertan que este cambio podría consolidar la práctica del matrimonio infantil y normalizar el abuso sistemático contra niñas y mujeres en nombre de la tradición y la religión.
Mientras el Parlamento se prepara para votar, el mundo observa con preocupación el desenlace de una medida que podría definir el futuro de generaciones enteras en Irak.
-
-
-
-
-
