Un nuevo episodio de politización extrema quedó expuesto este miércoles frente al Congreso de la Nación, cuando durante la tradicional “marcha de los miércoles” se viralizó un video donde una mujer, identificada como presunta militante kirchnerista, le ordena a su hija con discapacidad que «se ponga a llorar» para generar una escena de impacto emocional en contra del presidente Javier Milei.
La respuesta de la menor, sin embargo, fue clara y contundente: en lugar de llorar, se rió, lo que desarmó por completo la puesta en escena. La grabación fue ampliamente difundida en redes sociales y generó un rechazo transversal, tanto por la utilización de una menor en un contexto político, como por el intento de manipular la opinión pública con recursos de carácter emocional y demagógico.
La escena se produce en un momento de fuerte enfrentamiento discursivo entre el kirchnerismo duro y el gobierno nacional, que avanza en un plan de orden fiscal y saneamiento de las cuentas públicas. Mientras desde la oposición se busca reinstalar un modelo de gasto sin control a través de propuestas como el aumento de jubilaciones sin financiamiento genuino, el oficialismo sostiene que no cederá ante medidas irresponsables que comprometan la estabilidad económica.
La denominada “marcha de los miércoles” ha ido derivando en una práctica ritualizada con discursos cada vez más extremos y escenificaciones polémicas. La utilización de niños, y en este caso de una menor con discapacidad, como recurso narrativo ha sido considerada por muchos usuarios como una forma de violencia simbólica y manipulación inadmisible.
Desde el entorno presidencial remarcaron en reiteradas oportunidades que no están dispuestos a convalidar estrategias de presión basadas en lo emotivo, ni a volver a un sistema de privilegios que llevó al país a su crisis fiscal. Mientras tanto, sectores opositores apuestan a lo que algunos analistas califican como clientelismo emocional, sin medir el impacto ético y legal de sus actos.