La provincia de Buenos Aires atraviesa una ola de inseguridad creciente, donde los ciudadanos viven con miedo constante, atrapados entre la falta de respuestas del gobierno provincial y una política que parece priorizar la militancia sobre la gestión.
En este contexto, el gobernador Axel Kicillof optó por sumarse a la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTQI+ en lugar de abordar la crisis de seguridad que afecta a los bonaerenses.
Reclamos de seguridad y represión en Moreno
Uno de los episodios más graves ocurrió en Moreno, donde un repartidor de PedidosYa fue asesinado de siete puñaladas, desatando una protesta espontánea de trabajadores y vecinos, hartos de la inseguridad.
Lejos de escuchar los reclamos, la respuesta del gobierno provincial fue la represión: la Policía Bonaerense dispersó la manifestación con balas de goma, gas pimienta y el secuestro de motos de los trabajadores.
«Nos están matando en las calles y el gobierno solo nos manda a reprimir», denunciaron los manifestantes.
Mientras tanto, Kicillof sigue enfocado en criticar a Javier Milei, atacando su participación en el Foro Económico de Davos y calificando su política económica como un «espanto».
Inseguridad descontrolada y falta de respuestas
El asesinato del repartidor no es un hecho aislado: la provincia de Buenos Aires se ha convertido en tierra de nadie, con una criminalidad en ascenso y una gestión que parece más preocupada por la confrontación política que por encontrar soluciones reales.
Mientras el kirchnerismo defiende un discurso de derechos y justicia social, la realidad demuestra represión, inseguridad y desamparo para los ciudadanos comunes.
La provincia necesita respuestas urgentes, pero Kicillof parece decidido a seguir el camino del activismo ideológico, en lugar de asumir su responsabilidad como gobernador.