Fanático del fútbol y del club de sus amores, River Plate, y apasionado del automovilismo, Diego César “el Colo” Santilli es, sobre todo, un hombre de la “rosca política” o, en términos del presidente Javier Milei, un exponente de la “casta”. Tal vez por ello, los libertarios lo habían relegado al tercer lugar de la lista violeta, un ninguneo que Santilli masculló en silencio. Pero como él suele decir –ahora con más énfasis-, la política suele dar revancha, a veces de manera inesperada.
Tras ofrendar a Milei la victoria bonaerense en las últimas elecciones nacionales, Santilli picó en punta. Antes de asumir como diputado, el Presidente lo ungió como ministro de Interior, en reemplazo de Lisandro Catalán, caído en desgracia tras el portazo de Guillermo Francos. Asumirá la interlocución con los gobernadores y sus legisladores con la mira puesta en construir consensos. Una tarea nada sencilla en un gobierno que hizo de la confrontación su marca registrada.