En una de sus últimas acciones como presidente, Joe Biden conmutó la cadena perpetua de Leonard Peltier, un activista indígena que había sido condenado por el asesinato de dos agentes del FBI en 1975. Peltier, quien ha cumplido casi 50 años en prisión, será trasladado a prisión domiciliaria, una medida que ha reavivado las tensiones en torno a uno de los casos más emblemáticos y divisivos de los derechos indígenas en Estados Unidos.
El caso Peltier: una herida abierta en la historia estadounidense
Leonard Peltier, miembro de la Turtle Mountain Band of Chippewa, se convirtió en una figura clave del Movimiento Indígena Estadounidense (AIM, por sus siglas en inglés) en la década de 1970. Este movimiento buscaba combatir la discriminación y brutalidad policial hacia los pueblos indígenas, ganando notoriedad nacional con eventos como la ocupación de Wounded Knee en 1973, un enfrentamiento de 71 días con fuerzas federales.
Dos años después, el 26 de junio de 1975, un tiroteo en la reserva de Pine Ridge dejó muertos a dos agentes del FBI, Jack Coler y Ronald Williams, y a un activista indígena, Joseph Stuntz. Según las autoridades, Coler y Williams fueron ejecutados a quemarropa, y Peltier fue señalado como el principal responsable.
Aunque otros dos acusados, Robert Robideau y Dino Butler, fueron absueltos, Peltier fue extraditado desde Canadá y condenado a cadena perpetua en 1977. Su condena estuvo marcada por acusaciones de manipulación de pruebas, procedimientos judiciales cuestionables y reclamos de persecución política, lo que ha convertido su caso en un símbolo de injusticia para sus defensores y en un acto de justicia necesaria para sus detractores.
Un legado controvertido
La decisión de Biden de conmutar la sentencia ha dividido al país. Por un lado, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y figuras públicas han señalado que el juicio de Peltier estuvo plagado de irregularidades, argumentando que su liberación era un acto de reparación histórica.
Por otro lado, sectores del FBI y gran parte de la opinión pública consideran que la conmutación minimiza el asesinato de dos agentes que cumplían con su deber. «Esta decisión envía un mensaje equivocado sobre el respeto a la ley y el valor de la vida de nuestros agentes», expresó un comunicado de la Asociación de Agentes del FBI.
El impacto político y social
La medida de Biden también refleja las tensiones raciales y sociales que persisten en Estados Unidos. Para muchos activistas, Peltier es un símbolo de resistencia frente a un sistema que históricamente ha marginado a las comunidades indígenas. Sin embargo, para sus críticos, representa un capítulo oscuro de violencia y desafío a la autoridad.
En el comunicado oficial, Biden justificó su decisión al señalar que «las décadas de prisión de Peltier y las circunstancias de su caso merecían una reevaluación», aunque no ofreció un indulto total. La medida ha sido vista como un intento de cerrar su mandato con una postura progresista en derechos humanos, pero también ha avivado el fuego de los debates sobre justicia y seguridad nacional.
Un final abierto
Con su traslado a prisión domiciliaria, Leonard Peltier podrá pasar sus últimos años fuera de una celda, aunque bajo restricciones. Su caso, sin embargo, sigue siendo un recordatorio de las heridas abiertas en la relación entre el gobierno de Estados Unidos y los pueblos indígenas, así como de los desafíos pendientes en la búsqueda de justicia equitativa para todos.
Mientras algunos celebran la medida como un acto de reconciliación, otros la ven como un error histórico que podría empañar el legado de Biden. Lo cierto es que el caso de Leonard Peltier seguirá siendo un símbolo controvertido en la historia de los derechos civiles en Estados Unidos.