El evento que marcará la asunción de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta del Partido Justicialista (PJ) está envuelto en polémica tras la ausencia confirmada del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. Según voceros de La Plata, la decisión responde a una agenda de gestión previamente establecida, pero los rumores sobre un distanciamiento con el kirchnerismo y una posible ruptura dentro del peronismo no tardaron en aflorar.
Señales de tensión: el trasfondo político
La relación entre Kicillof y el núcleo duro del kirchnerismo parece haber llegado a un punto crítico. Desde el entorno del gobernador, consideran que algunos gestos recientes del cristinismo, como el acto en Moreno, carecen de contenido político relevante. Un colaborador cercano a Kicillof calificó estas acciones como una «puesta en escena simbólica» que no aborda las problemáticas urgentes de gestión y territorio.
Por su parte, el círculo de Cristina Kirchner interpreta la postura de Kicillof como un acto de rebeldía que amenaza la unidad interna del PJ. Un funcionario bonaerense, en declaraciones a Infobae, expresó su preocupación por el creciente distanciamiento, calificando la situación de «crisis política peor de lo esperado».
Una ausencia cargada de simbolismo
El acto que tendrá lugar en la UMET contará con la presencia de gobernadores alineados al kirchnerismo, como Gildo Insfrán (Formosa) y Sergio Ziliotto (La Pampa), pero no con referentes clave como Kicillof, ni con los mandatarios de Catamarca, Tucumán y La Rioja.
En contraste, el ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro, reforzó públicamente su lealtad a Cristina Kirchner. En una carta publicada en sus redes sociales, Wado aseguró:
«Con Cristina Kirchner al frente del PJ, trabajaremos para construir un proyecto que priorice a trabajadores, productores, estudiantes y jubilados.»
Crisis en el liderazgo del peronismo
La ausencia de Kicillof en un acto de gran relevancia simbólica evidencia una fractura que no es nueva, pero que ahora se manifiesta de manera más explícita. Para muchos analistas, esta situación no solo pone en jaque el liderazgo de Cristina Kirchner dentro del espacio, sino que también plantea interrogantes sobre el rumbo del peronismo en un momento de redefinición política.
Mientras que sectores alineados al kirchnerismo buscan consolidar a Cristina como la figura central, otros, como Kicillof, parecen estar apostando por un rediseño estratégico que priorice la gestión provincial y un perfil más autónomo.
Impacto y desafíos de cara al futuro
El distanciamiento entre el gobernador bonaerense y la expresidenta puede tener repercusiones significativas en la dinámica interna del PJ, especialmente en un contexto donde la oposición también se está reorganizando. Si bien la magnitud de este quiebre y sus consecuencias a largo plazo aún son inciertas, está claro que el peronismo enfrenta desafíos internos que podrían redefinir su estrategia política y electoral.
La gran pregunta ahora es si este alejamiento será una divergencia pasajera o el preludio de una ruptura más profunda en el movimiento peronista. Con elecciones y desafíos sociales en el horizonte, el futuro del PJ dependerá de su capacidad para reconstruir consensos o, en su defecto, de enfrentarse a una división que podría marcar un punto de inflexión en la historia del partido.