En un nuevo enfrentamiento con el Gobierno de Javier Milei, la Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó un paro general de 24 horas para el jueves 10 de abril , medida que afectará especialmente al transporte público. La decisión se tomó tras una reunión en la sede de Azopardo 802, donde los principales referentes sindicales justificaron la protesta en la «defensa de los trabajadores» y en el reclamo de aumentos salariales y jubilatorios.
La medida se enmarca en un contexto de creciente tensión política y sindical, con la CGT organizando tres protestas en menos de un mes . A la huelga del 10 de abril se sumarán una marcha el 9 de abril y otra el 1 de mayo, en el Día del Trabajador.
El impacto en el transporte y otros sectores
Uno de los sectores más afectados por el paro será el transporte público , ya que la medida contará con la adhesión de trenes, colectivos y subtes , dejando sin opciones de movilidad a millones de argentinos. Omar Maturano (La Fraternidad), Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Roberto Fernández (UTA) confirmaron la paralización total del servicio de trenes, mientras que los metrodelegados harán lo mismo con el subte porteño.
Además, el paro contará con el respaldo del ala kirchnerista de la CGT, con gremios como SMATA, Canillitas, La Bancaria y la UTEP , además de las dos CTA. El gastronómico Luis Barrionuevo también se sumó a la protesta, alineando su sector con el resto de la conducción sindical.
La respuesta del Gobierno
Desde el Gobierno nacional denunciaron que la medida de fuerza es un intento de boicotear la gestión de Javier Milei . El vocero presidencial, Manuel Adorni , cuestionó la huelga y acusó a la CGT de actuar con multas políticas.
«Este es el Gobierno que más rápido sufrió un paro nacional. No hay motivo real para esta medida, porque estamos corrigiendo el desastre económico heredado. ¿Dónde estaban estos sindicalistas cuando la inflación superaba el 200% y los salarios se pulverizaban mes a mes?» , sostuvo Adorni en su conferencia de prensa.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos , intentó negociar con los sindicalistas Héctor Daer y Andrés Rodríguez (UPCN) para evitar el paro, pero no logró llegar a un acuerdo. Desde la Casa Rosada interpretan que la CGT no tiene intención de dialogar, sino de confrontar políticamente .
Un sindicalismo aferrado a sus privilegios
La actitud combativa de la CGT contrasta con su pasividad durante el gobierno de Alberto Fernández , a pesar de la crisis económica y la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores. Ahora, con un Gobierno que busca modernizar el mercado laboral y recortar privilegios sindicales , la central obrera aguanta su postura.
Las tres movilizaciones programadas en menos de un mes confirman que la CGT ha optado por la confrontación directa con el Gobierno , afectando a los trabajadores que dice representar. La pregunta que queda en el aire es si estas protestas responden realmente a la defensa de los derechos laborales o si son parte de una estrategia de presión política contra la gestión de Milei.