Después de meses de silencio y perfil bajo tras su aplastante derrota electoral, Sergio Massa reapareció en el Congreso Nacional del Frente Renovador con un mensaje cargado de cinismo y sin ningún tipo de autocrítica. El exministro kirchnerista, que ocupó una de las carteras más criticadas en la historia reciente del país, intentó posicionarse nuevamente como una figura clave dentro del peronismo.
Desde Parque Norte, rodeado de una militancia desorientada y sin liderazgo claro, Massa convocó a la unidad del peronismo, un mensaje que más bien parecía un intento por colocar al kirchnerismo nuevamente en el poder, sin reconocer los desastrosos resultados de su gestión como ministro de Economía. «Es un año donde tenemos la responsabilidad de hacer primar el sentido común sin mezquindad para construir la unidad», declaró, sin mencionar en ningún momento la crisis económica sin precedentes que dejó su paso por el gobierno.
Un discurso contradictorio y vacío de propuestas
La contradicción en el discurso de Massa fue evidente cuando señaló que el objetivo del peronismo era “construir una alternativa” que le ponga límites al gobierno de Javier Milei, quien asumió tras el colapso económico del kirchnerismo. Sin embargo, el exministro evitó ofrecer detalles sobre cómo planea lograrlo, considerando que fue él quien dejó la inflación descontrolada y permitió que el país viviera una de las crisis más graves de su historia reciente.
A pesar de su fracaso en la gestión económica, Massa se aventuró a pronosticar triunfos electorales para su espacio: «Vamos a ganar en la Ciudad, en la provincia y en la Nación». Sin embargo, esta afirmación parece ignorar los desastrosos resultados obtenidos por Unión por la Patria en las últimas elecciones y la falta de liderazgo claro que atraviesa la oposición.
Massa y la seguridad: Hipocresía en su discurso
El exministro también intentó mostrar preocupación por la inseguridad, una de las principales preocupaciones de los argentinos. Sin embargo, no mencionó que Axel Kicillof, su aliado político y gobernador de la provincia de Buenos Aires, es el principal responsable de la inseguridad en la región. «La prevención tiene que estar lo más cerca posible de la gente y el lugar más cercano es el municipio», expresó Massa, mientras se desentendía de la responsabilidad del oficialismo en este tema.
En un intento más por ganar terreno político, Massa repostearía en redes sociales los dichos de su esposa, Malena Galmarini, quien arremetió contra el gobierno de Milei por los disturbios ocurridos en Buenos Aires. Sin embargo, en lugar de reconocer la inacción del kirchnerismo frente a las mafias organizadas, Massa prefirió atacar al actual gobierno, que ha decidido enfrentarse con firmeza a los grupos violentos que desestabilizan el país.
Un peronismo sin rumbo y sin liderazgo
El Congreso del Frente Renovador dejó al descubierto la falta de conducción dentro del peronismo, especialmente cuando Massa intentó posicionarse como un puente entre los sectores enfrentados, mientras la disputa entre Axel Kicillof y La Cámpora sigue sin resolverse.
El debate sobre el adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires es solo una muestra más de la guerra interna que atraviesa el espacio político. Sin ofrecer una alternativa real o asumir responsabilidades por el desastre económico y social que dejaron, el massismo sigue atrapado en la lógica de «vamos a volver», sin comprender que el país ya dio un rotundo no a esa propuesta en las urnas.
En resumen, la reaparición de Massa no es más que un intento desesperado por mantenerse vigente en un espacio que claramente ya no tiene rumbo ni liderazgo claro, y cuya credibilidad está seriamente comprometida por su fracaso como ministro de Economía.