Marcelo Longobardi protagonizó un intercambio de encendido con Guillermo Francos, jefe de Gabinete del Gobierno de Javier Milei, durante su programa Esta Mañana en Radio Rivadavia. El periodista progresista reclamó explicaciones por los insultos recibidos tanto del presidente Milei como de Agustín Laje, ideólogo cercano al oficialismo y líder de la Fundación Faro.
Fundación Faro y «Las Fuerzas del Cielo» en el foco del debate
El diálogo comenzó con preguntas de Longobardi sobre la relación del Gobierno con la Fundación Faro y un grupo denominado «Las Fuerzas del Cielo», al que calificó como un supuesto «brazo armado» de La Libertad Avanza.
Francos rechazó la vinculación oficial con estos grupos, calificándolos como un colectivo independiente de «intelectuales y economistas que aportan material de estudio». Sin embargo, Longobardi presionó:
«¿Qué papel juega la Fundación Faro en la estrategia política del Gobierno? ¿Es esta una relación de consulta o de alineamiento?»
El jefe de Gabinete respondió con diplomacia, asegurando que los aportes de estas organizaciones son tomados en cuenta, pero sin implicar una subordinación directa al Ejecutivo.
Acusaciones de agresiones y hostilidad hacia la prensa
El tono del intercambio subió cuando Longobardi cuestionó la actitud del oficialismo hacia los periodistas críticos, señalando los insultos de Laje, quien lo habría calificado de «ensobrado».
Francos negado estas acusaciones:
«Sus críticas a la gestión pueden ser erróneas, pero no hay pruebas que justifiquen esos calificativos».
Sin embargo, Longobardi insistió:
«¿Por qué debo soportar ataques sistemáticos de gente vinculada al Gobierno? Esto no son opiniones; son mentiras que destruyen la dignidad de quienes hacemos periodismo».
El periodista también recordó las veces que tanto Javier Milei como Cristina Kirchner lo insultaron públicamente. Entre lágrimas, declaró:
«Estoy cansado. No merezco ser tratado de esta manera. Soy un profesional, un padre, un abuelo, y no molestar a nadie».
Reacciones en el ámbito mediático
Tras la entrevista, Willy Kohan, compañero de Longobardi, reflexionó sobre el contexto de polarización:
«Cuando se divide el mundo entre el bien y el mal, cualquier ataque hacia el supuesto ‘mal’ se justifica. Esa lógica nos lleva a un lugar peligroso».
El segmento se cerró con un Longobardi visiblemente afectado, quien reiteró su pedido de respeto y puso en evidencia el impacto emocional que los insultos tienen sobre los periodistas.
Un debate sobre los límites de la libertad de expresión
Este enfrentamiento reaviva el debate sobre el respeto a la libertad de prensa y los límites del discurso político. Mientras el Gobierno busca desvincularse de las agresiones, las denuncias de Longobardi abren interrogantes sobre el papel de los líderes políticos en la promoción de un clima de diálogo constructivo o de hostilidad hacia la disidencia.
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