El 23 de noviembre, las fuerzas de seguridad rusas realizaron una incursión en el club nocturno Zebra de Vorónezh, donde se llevaba a cabo una fiesta privada de disfraces organizada por la comunidad queer. El evento, que contó con la participación de unas 40 personas, incluyó la presencia de la artista drag Zaza Napoli, quien es conocida en la escena LGBT+ rusa.
El portal ruso PostNews informó que, como resultado de la incursión, se abrió una causa penal contra los organizadores bajo cargos de «terrorismo y extremismo», presuntamente relacionados con la «propaganda LGBT+». En Rusia, este delito puede conllevar penas de hasta diez años de prisión. Los participantes fueron interrogados en lo que las autoridades describieron como una «charla preventiva», mientras que el club fue cerrado temporalmente.
Este suceso se enmarca en un contexto más amplio de represión a la comunidad LGBT+ en Rusia, donde las autoridades han intensificado los operativos contra los espacios queer. A principios de noviembre, otro club, el Black Clover de Kírov, fue allanado de manera similar, resultando en la acusación de tres artistas drag y la propietaria del local por formar parte de una «comunidad extremista». Los medios oficiales describieron el club como un «difusor de propaganda de relaciones no tradicionales» y un «incitador de odio hacia quienes no aceptan la diversidad de género».
Represión Estatal y Clima de Hostilidad
Las autoridades rusas han justificado estas acciones bajo el marco de leyes que prohíben la «propaganda de relaciones no tradicionales», las cuales se han intensificado durante el gobierno de Vladímir Putin. Organizaciones como Human Rights Watch y la Russian LGBT Network han documentado el aumento de la represión estatal contra la comunidad LGBT+ en los últimos años.
Este clima de hostilidad se ha visto reflejado en la legislación rusa, que, además de la prohibición de la propaganda LGBT+, ha introducido leyes que prohíben los cambios legales o médicos de género. En algunos casos, se ha recurrido a acusaciones de terrorismo y extremismo para justificar arrestos, allanamientos y el cierre de espacios inclusivos. La Russian LGBT Network ha denunciado que estas acciones buscan no solo clausurar eventos sino también intimidar a la comunidad queer, reforzando una narrativa estatal que «deshumaniza» a las personas LGBT+.
Un Contexto de Creciente Represión
Recientemente, la Corte Suprema de Rusia añadió al «movimiento LGBT» a la lista de organizaciones terroristas y extremistas, lo que implica una prohibición oficial de todas las actividades relacionadas con la comunidad en el país. Esta medida es parte de un cambio más amplio en la política de Rusia, impulsado por el presidente Vladímir Putin, quien ha promovido una visión de valores familiares tradicionales que contrasta con lo que describe como la «decadencia de los valores occidentales».
En los últimos años, Rusia ha endurecido las restricciones a las expresiones públicas de orientación sexual e identidad de género, y se ha intensificado la discriminación social y legal contra las personas LGBT+. Las medidas incluyen la prohibición de relaciones sexuales «no tradicionales» y restricciones a la libertad de expresión para la comunidad queer.
Estos recientes incidentes en Vorónezh y Kírov reflejan un aumento de la represión contra la comunidad LGBT+ en Rusia, una tendencia que ha sido fuertemente criticada por defensores de derechos humanos, quienes advierten que el gobierno ruso está llevando a cabo una campaña sistemática de acoso legal y social hacia esta comunidad.
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