Este sábado 21 de junio, Puma Energy aplicó un aumento del 5% en los precios del litro de nafta y gasoil en la Argentina, convirtiéndose en la primera petrolera en ajustar sus valores ante la fuerte suba del petróleo crudo a nivel internacional, provocada por la escalada bélica entre Israel e Irán.
El precio del Brent, referencia clave para la región, saltó un 20% en junio, pasando de US$69 a US$78 por barril, en medio de temores por el posible cierre del estratégico estrecho de Ormuz, por donde circula el 20% del crudo mundial.
En este contexto, otras petroleras como Raizen (operadora de Shell) también se preparan para aplicar subas inminentes. Sin embargo, todas las miradas están puestas en YPF, que domina casi el 60% del mercado local. Su decisión definirá el comportamiento de precios en el corto plazo, dado su peso relativo.
A pesar de que los precios de los combustibles en YPF subieron solo 7% en lo que va del año, con una inflación acumulada superior al 13%, la petrolera estatal se mantiene entre un 6% y 8% más barata que sus competidoras. Este diferencial le permitió incrementar sus ventas, pero las compañías privadas advierten un retraso del 18% en sus precios, lo que vuelve inviable sostener márgenes sin actualizaciones.
Desde el sector señalaron que, si bien el último ajuste fue del 1% a principios de junio por la suba del Impuesto al Combustible Líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), el nuevo escenario internacional y el costo del crudo obligan a un nuevo esquema de precios.
En la Ciudad de Buenos Aires, el litro de nafta súper en estaciones de YPF cuesta $1.186, aunque este valor podría modificarse en las próximas horas si la petrolera estatal decide acompañar el aumento.
Analistas del sector advierten que, si el conflicto se agrava, el barril podría superar los US$120, lo que desencadenaría una nueva ola de aumentos que presionará tanto sobre el transporte como sobre el costo general de vida, en momentos donde el Gobierno busca mantener controlada la inflación.
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