El Gobierno de Donald Trump ha tomado la drástica decisión de declarar «persona non grata» al embajador sudafricano en Washington, Ebrahim Rasool, exigiéndole su salida del país en un plazo de 72 horas. La medida fue tomada como respuesta a las críticas de Rasool hacia el presidente estadounidense, especialmente su postura sobre temas como la supremacía blanca y su enfoque hacia organismos multilaterales como la ONU y el G20.
Chrispin Phiri, vocero del Ministerio de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica, confirmó la noticia y detalló que el gobierno sudafricano está coordinando los trámites para facilitar el retorno de Rasool a su país. En un comunicado, Phiri expresó su desacuerdo con la expulsión, recordando que recientemente se habían logrado «avances positivos» en las relaciones bilaterales entre Sudáfrica y Estados Unidos.
«El embajador Rasool tiene 72 horas para salir de Estados Unidos y, por lo tanto, estamos facilitando su regreso. Luego, Pretoria evaluará los próximos pasos a seguir y se ocupará de reemplazarlo», declaró Phiri, subrayando que Sudáfrica continuará trabajando por una relación respetuosa y mutuamente beneficiosa con EE. UU.
El Semillero de la Controversia: Las Declaraciones de Rasool
La controversia que desembocó en la expulsión del embajador sudafricano comenzó durante un seminario sobre política exterior organizado por el Instituto Mapungubwe para la Reflexión Estratégica (MISTRA) en Johannesburgo. En su intervención, Rasool criticó abiertamente la postura geopolítica de Trump, sugiriendo que sus políticas reflejaban una ideología de «supremacía blanca».
«Lo que Donald Trump está lanzando es un ataque contra quienes ostentan el poder, al movilizar un supremacismo contra ellos, tanto dentro como fuera del país», afirmó Rasool. Además, acusó al presidente estadounidense de fomentar una atmósfera de supremacismo tanto a nivel nacional, con el movimiento MAGA, como a nivel internacional, al proyectar una visión geopolítica que, según él, reflejaba los intereses de una minoría blanca.
En su discurso, Rasool también mencionó a Elon Musk y al vicepresidente J.D. Vance, sugiriendo que ambos apoyaban movimientos de derecha en Europa, como el Reform UK en el Reino Unido y la Alternativa para Alemania (AfD), lo que alimentaba el auge de las corrientes ultraconservadoras en el continente.
La Reacción de Trump y su Postura sobre Sudáfrica
El presidente Donald Trump ha sido un crítico feroz del gobierno sudafricano, especialmente en lo que respecta a la confiscación de tierras a los ciudadanos blancos en Sudáfrica. En respuesta a este fenómeno, Trump ofreció una «vía rápida» hacia la ciudadanía estadounidense para los agricultores sudafricanos blancos que decidieran abandonar Sudáfrica debido a la inseguridad y las políticas gubernamentales que, según él, eran «racistas».
A través de su plataforma Truth Social, Trump expresó: «Cualquier agricultor (¡con familia!) de Sudáfrica que busque huir de ese país por razones de seguridad será invitado a los Estados Unidos de América con una vía rápida hacia la ciudadanía». Este mensaje se suma a sus críticas continuas a la administración del presidente Cyril Ramaphosa, quien ha sido acusado por Trump de implementar políticas de «propiedad abiertamente racistas».
Uno de los más grandes respaldos a esta postura proviene de Elon Musk, el magnate sudafricano y CEO de Tesla y SpaceX, quien ha señalado que las políticas del gobierno sudafricano respecto a la propiedad de tierras son una «violación de los derechos de propiedad» y un acto de «racismo contra los blancos».
Implicaciones Internacionales
Esta expulsión ha generado una nueva fricción en las ya tensas relaciones entre Sudáfrica y los Estados Unidos, y plantea nuevos interrogantes sobre cómo las políticas de Trump seguirán afectando las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con otros países africanos. Mientras tanto, en Sudáfrica, las declaraciones de Rasool han puesto a prueba la unión interna en un momento en que el país enfrenta sus propios desafíos políticos y económicos. La situación deja en evidencia no solo las diferencias entre Trump y Sudáfrica, sino también cómo las politicas internacionales pueden verse influenciadas por posturas ideológicas profundamente enfrentadas.