Desde el acto de inauguración de pavimentación, cordón cuneta y desagües pluviales sobre la avenida Martí y Porta, Gustavo Valdés habló más como líder político que como funcionario ejecutivo. Y sus palabras no pasaron desapercibidas. Sin rodeos, el gobernador de Corrientes encendió las alarmas internas dentro de la alianza gobernante, al advertir que “hay caranchos y buitres adentro” y que algunos referentes “anteponen intereses personales a las necesidades de los correntinos”.
La frase, potente y calculada, funcionó como una señal clara hacia quienes, aún dentro del espacio oficialista, comienzan a desmarcarse en busca de posicionamientos individuales. La declaración se produjo apenas horas después de una sorpresiva reunión política con dirigentes de peso —Pedro Cassani, Any Pereyra, Camau Espínola, entre otros— que evidenció las tensiones que atraviesan el frente gobernante.
Una advertencia que suena a ultimátum
“Los de adentro ya los estamos viendo. Ahora falta ver los de afuera”, dijo Valdés, retomando una idea que ya había deslizado en la última campaña, cuando hablaba de «aves de rapiña» dentro y fuera del oficialismo. Pero esta vez no se trató de una metáfora vacía: fue una delimitación de territorio. El gobernador puso sobre la mesa un principio político innegociable: la lealtad con el proyecto y con la ciudadanía debe primar por sobre cualquier ambición individual.
El mensaje está dirigido tanto a quienes intentan negociar su lugar en futuros armados electorales como a aquellos que, desde dentro del esquema de gobierno, cuestionan en voz baja el liderazgo del mandatario. La advertencia no solo reafirma su autoridad, sino que también busca alinear filas en un momento de reordenamiento político regional.
Obras, respaldo ciudadano y construcción de poder
Lejos de limitarse a una crítica, Valdés volvió a apostar por el contacto directo con la gente como base de su construcción política. “Vamos a ir de la mano de los vecinos, de los productores, de los industriales”, afirmó, reforzando la idea de que el poder legítimo no se construye en oficinas partidarias, sino en el territorio, con hechos concretos y gestión efectiva.
Las obras inauguradas —parte de un plan más amplio de infraestructura urbana— son el símbolo de una visión de provincia que apuesta por el desarrollo, la conectividad y el crecimiento. Y es, precisamente, ese modelo de gestión el que el gobernador pretende blindar frente a las internas: “Ojalá podamos tener el acompañamiento de los ciudadanos, porque no queremos detener este ritmo de obras”.
Un frente en ebullición
La reconfiguración del espacio político en Corrientes no es un fenómeno aislado. Como ocurre en todo el país, los liderazgos territoriales comienzan a redefinirse en un contexto nacional de cambios profundos. Valdés, con un perfil ya instalado y proyección nacional, busca consolidar su liderazgo sin tolerar fisuras que debiliten el rumbo.
En ese marco, sus declaraciones no son solo una reacción, sino una jugada estratégica: poner en evidencia las tensiones, definir un marco de acción y, al mismo tiempo, proyectar autoridad y dirección. En definitiva, el gobernador no solo inauguró obras: también marcó un punto de inflexión en la política correntina.
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