En medio del cumplimiento de su prisión domiciliaria en el departamento ubicado en San José 1111, en el barrio porteño de Constitución, Cristina Fernández de Kirchner obtuvo este jueves una respuesta oficial a una curiosa pero simbólica duda legal: ¿puede salir o no al balcón de su casa?
El Tribunal Oral Federal N°2 respondió afirmativamente, aunque con ciertas condiciones. “El tribunal no ha vedado a la Sra. Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, en principio, el uso y goce de ningún espacio específico de la arquitectura del inmueble en el que habita”, indicaron los jueces Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu, en su fallo.
La expresidenta había planteado el tema en sus redes sociales con un tono irónico: “¿Puedo salir o no al balcón de mi casa? Parece joda, pero no…”, escribió. En el mismo posteo difundió el pedido de aclaratoria presentado por su abogado, Carlos Beraldi, quien solicitó precisiones ante el revuelo generado por la cuestión en el plano público y mediático.
Los magistrados aclararon que el uso del balcón está permitido siempre que no afecte la tranquilidad del vecindario, y apelaron al «criterio, prudencia y sentido común» de la dirigente para discernir cuándo su presencia allí podría representar una “perturbación para la convivencia pacífica”.
Además, el tribunal ordenó que se le coloque “de manera inmediata” una tobillera electrónica de monitoreo. La medida, según señalaron, constituye un beneficio, no una agravante, dentro del régimen de prisión domiciliaria que cumple la líder del Partido Justicialista tras haber sido condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
En respuesta al argumento de la defensa sobre el “debate público” generado, el tribunal fue contundente: su función es “resolver conflictos mediante la aplicación del derecho en un proceso adversarial, y no zanjar supuestos debates públicos y mediáticos”.
Mientras tanto, sectores de la militancia peronista continúan movilizándose en apoyo a Cristina, como lo hicieron esta semana en la Plaza de Mayo, donde la exmandataria envió un mensaje de voz cuestionando los límites impuestos por la justicia: “Menos mal que no tengo macetas, porque, de lo contrario, no podría regar las plantas. Gente ridícula”, ironizó.
El episodio suma un nuevo capítulo a la tensa relación entre el kirchnerismo y el Poder Judicial, y confirma que incluso los gestos cotidianos de Cristina Kirchner siguen siendo parte central del tablero político argentino.
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