El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó este miércoles que la inflación de abril fue del 2,8%, lo que representa una desaceleración de 0,9 puntos porcentuales respecto al 3,7% registrado en marzo. Con este resultado, el índice de precios al consumidor acumuló un 47,3% en lo que va del 2025 y una variación interanual del 11,6%.
El dato cobra especial relevancia por ser el primero posterior a la eliminación del cepo cambiario y la instauración de un nuevo esquema de bandas para el dólar, que permite fluctuaciones entre los $1.000 y $1.400. Pese a los temores iniciales, la apertura del mercado de cambios no se trasladó de forma inmediata a los precios, según destacaron tanto el Gobierno como analistas privados.
El presidente Javier Milei, durante su exposición en el Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), había anticipado que «ni el tipo de cambio ni los precios reaccionaron de manera drástica», subrayando un mensaje de estabilidad frente al nuevo modelo económico.
Las consultoras privadas esperaban una inflación más alta
Antes de conocerse el dato oficial, varias consultoras del sector privado estimaban una inflación superior. PxQ proyectaba un 3,8%, señalando un posible traslado a precios tras el fin del cepo. Sin embargo, el registro final fue un punto menor, lo que sorprendió positivamente al mercado.
La consultora Analytica detectó una suba del 0,4% semanal en alimentos y bebidas durante la última semana de abril, lo que derivó en un promedio mensual del 2,8%. Los principales aumentos se dieron en verduras (7,9%) y carnes (3,2%), mientras que las frutas bajaron, probablemente por mayor oferta y mejores condiciones climáticas.
LCG, en tanto, marcó un incremento del 4,5% en bebidas e infusiones, pero también observó descensos en productos lácteos y frutas, lo que muestra una dispersión importante en el comportamiento de los precios.
Por su parte, EcoGo registró una suba del 1,3% en alimentos durante la primera semana sin cepo, mientras que Equilibra señaló un leve incremento semanal del 0,1%, con un promedio mensual del 3,1%.
Expectativas para los próximos meses
El dato de abril fue recibido como una señal de alivio para el Gobierno, que busca consolidar la idea de que la liberalización cambiaria no necesariamente implica descontrol inflacionario. Sin embargo, los economistas advierten que aún es pronto para declarar una tendencia sostenida, ya que los efectos del nuevo régimen podrían reflejarse con rezago.
El Ministerio de Economía y el Banco Central siguen atentos al comportamiento del dólar, el poder adquisitivo y el consumo, variables clave para el rumbo de los precios en los próximos meses. La duda es si esta desaceleración podrá sostenerse o si se trata de una estabilización temporal ante la contracción de la demanda.
Con todo, el número de abril representa un respiro técnico y político para el oficialismo, que ahora deberá trabajar para mantener el equilibrio en un escenario económico todavía frágil.