El estremecedor caso que sacudió a Curuzú Cuatiá en noviembre del año pasado dio este lunes un paso decisivo hacia su resolución judicial. El Tribunal de Juicio de Mercedes, presidido por el doctor Jorge Alberto Troncoso e integrado por los jueces Juan Manuel Ignacio Muschietti y Ramón Alberto Ríos, declaró la responsabilidad penal de Aldana Muñoz, de 27 años, por el homicidio de sus dos hijos, Dylan y Sofía, de tan solo 8 y 5 años.
La mujer fue hallada culpable de homicidio calificado por el vínculo, mediando circunstancias extraordinarias de atenuación, en concurso real por dos hechos, según los artículos 45, 80 inciso 1° (último párrafo), y 55 del Código Penal. La audiencia de cesura, en la que se definirá la pena, fue programada para el próximo jueves 22 de mayo.
Un crimen que conmocionó a la comunidad
El hecho ocurrió el 15 de noviembre de 2023, en la vivienda familiar de calle Don Bosco al 119, barrio Santa Rosa. Según lo probado durante el juicio, Aldana Muñoz apuñaló a sus dos hijos mientras dormían. Las heridas, ubicadas en la zona del cuello, causaron un shock hipovolémico seguido de paro cardiorrespiratorio, provocando la muerte inmediata de ambos menores.
Al llegar al domicilio alertada por la falta de respuesta de Muñoz, una tía de los niños encontró una escena desgarradora: la madre cubierta de sangre, en estado alterado, le pidió que no hiciera ruido porque “los chicos estaban durmiendo”. Al ingresar, halló los cuerpos sin vida sobre un charco de sangre.
Debate centrado en la imputabilidad
Durante la lectura del veredicto, el juez Troncoso explicó que la autoría y materialidad del hecho no fueron discutidas por la defensa, que centró su estrategia en la inimputabilidad de la acusada. En este marco, el Tribunal evaluó los informes psiquiátricos que diagnosticaron un Trastorno Mental Transitorio Incompleto, una condición que reduce la claridad de conciencia sin anularla por completo.
Esta figura legal —que se refiere a un estado mental “brumoso”— fue fundamental para que el tribunal aplicara las circunstancias extraordinarias de atenuación, previstas en el último párrafo del artículo 80 del Código Penal. Así, el fallo se ubicó en una posición intermedia entre la fiscalía, que pedía la máxima condena por homicidio calificado sin atenuantes, y la defensa, que solicitaba la inimputabilidad por incapacidad total de comprensión.
Una madre devastada y un sistema ausente
Más allá de lo jurídico, el caso expuso una profunda crisis emocional no atendida y un contexto de violencia de género estructural. La acusada atravesaba una situación crítica: relaciones familiares tensas, aislamiento social, y una relación de pareja conflictiva marcada por antecedentes de violencia. Testimonios cercanos y pericias psicológicas acreditaron que Muñoz manifestó pensamientos autodestructivos en los días previos al hecho y que su accionar podría enmarcarse en un “homicidio altruista”, es decir, motivado por ideas delirantes asociadas a un intento de suicidio.
En este punto, el Tribunal criticó la omisión del Ministerio Público Fiscal al no haber promovido de inmediato una pericia psiquiátrica tras el hecho, lo que podría haber arrojado más claridad sobre su estado mental en las horas posteriores al crimen.
Lo que viene
En la última jornada del juicio, prevista para el jueves 22 de mayo, Aldana Muñoz podrá ejercer su derecho a pronunciar sus últimas palabras ante el tribunal. Ese mismo día, se definirá la pena concreta que deberá cumplir.
Mientras tanto, la comunidad de Curuzú Cuatiá sigue en duelo. Más allá de lo legal, el caso deja una herida abierta en el tejido social y plantea preguntas urgentes sobre el abordaje estatal de la salud mental, el acompañamiento a mujeres víctimas de violencia y la necesidad de detectar señales de alerta antes de que sea demasiado tarde.